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REVIEWS
Parte 1 de 2
Mujeres DoP: Subexpuestas
08/03/2020
Artículo inaugural del cambio de nombre de la publicación en septiembre de 2018

Cuando se descubre la historia del cine por vez primera, más allá de los últimos estrenos y blockbusters, nos maravillamos con el talento de Orson Welles en Ciudadano Kane, con la narrativa de Griffith, la magia de Méliès, Potemkin y Einsenstein. Más adelante, El Padrino, Barry Lyndon, Apocalypse Now, Blade runnerIn the Mood for Love. Conforme descubrimos el abanico sensorial que nos proporcionan estas películas, vamos familiarizándonos con quiénes están detrás de estas imágenes y es cuando, quizá, se empieza a valorar la dirección de fotografía. Se descubre el genio de Billy Blitzer, de Greg Toland, Eduard Tisse, Gordon Wilis, Storaro, y tantos otros que nos han dejado imágenes inolvidables. Con el tiempo, uno quizá se pregunte no sólo cómo consiguieron crearlas sino por qué sólo hay hombres entre estos fotógrafos.

AUTORA: NADIA MCGOWAN

Artículo publicado en Camera & Light 98, septiembre de 2018

Ilustración de Alice Guy Blaché realizada por Isabel Ruiz para el libro Mujeres

Hay pocos que conozcan el papel de Alice Guy-Blaché, quien quizá fue la primera cineasta en crear una película narrativa, La Fée aux Choux (1896). Con los estudios clásicos, sólo queda Dorothy Arzner mientras las mujeres se dedican a lo que se consideran sus puestos clásicos: maquillaje, peluquería, vestuario y scripts. Como excepción, Leni Reifenstahl, quien dirigió las obras paradigmáticas de la propaganda Nazi. Las directoras de fotografía siguieron una trayectoria similar. Georgette Méliès operó al menos las seis últimas películas que su padre rodó para Pathé. Hay más casos de mujeres operando la cámara en el cine mudo, pero mujeres como Francelia Billington o Margery Ordway se consideran ya, en ese momento, casos exóticos. 

El transcurso del siglo veinte no ha sido mucho más generoso con ellas y no es hasta hace poco que una mujer fue nominada por primera vez a un Oscar a la mejor dirección de fotografía. Para ayudar a contextualizar más aún la cuestión, hasta la fecha de este artículo (septiembre de 2018) sólo ha habido cinco mujeres nominadas a mejor dirección – Lina Wertmüller, Jane Campion, Sofia Coppola, Kathryn Bigelow y Greta Gerwig – de las cuales una se llevó la estatuilla. Si la presencia de mujeres directoras es escasa, la de las mujeres directoras de fotografía ha sido, durante mucho tiempo, anecdótica o inexistente. Según las últimas estadísticas del Center for the Study of Women in Television and Film, de entre las cien películas más taquilleras del 2017, un 8% de directoras son mujeres y sólo un 2% son directoras de fotografía. 

Por este motivo, para este artículo nos hemos planteado buscar respuestas sobre la situación. Para ello hemos contactado a escuelas de cine como la Ecam y la Escac, que muy amablemente se han prestado a remitir cuestionarios entre ex-alumnas (con un inesperado poco retorno en ambos casos). Hemos contactado también con otras asociaciones como EWA,Illuminatrix y Cinematographinnen. Nuestro objetivo era buscar que fueran las propias operadoras las que nos contaran de primera mano cómo vivían esta situación, para saber en primer lugar si existe un problema, en caso de ser así cuál es y qué soluciones propondrían ellas mismas. En segundo lugar, hemos contactado directamente con directoras de fotografía nacionales e internacionales, para obtener su perspectiva y experiencias personales. No podemos cubrir todos los casos existentes, pero esperamos poder aportar una vista de pájaro de cómo ven su situación las directoras de fotografía.

“Ahora, con la nominación al Oscar de Rachel Morrison, empezamos a ser más visibles y se empiezan a escuchar más nombres de directoras de fotografía, pero hubo un tiempo en que me dedicaba a mirar los títulos de créditos de las películas en su búsqueda y me preguntaba ‘¿dónde están las mujeres?’ Era muy difícil encontrar una. Cuando veo un nombre femenino me intereso mucho por su trabajo, no siempre he tenido referentes mujeres.” (Isabel Ruiz)

Estudios

La práctica totalidad de las personas con las que hemos hablado se han formado en escuelas de cine para llegar a la dirección de fotografía. Por este motivo, las acciones llevadas a cabo en ellas son de especial relevancia para las generaciones futuras del sector. Y no siempre han visto con buenos ojos la presencia de mujeres. Joey Forsyte (Dead Man’s Curve, New Year’s Day) fue la primera estudiante de cinematografía en NYU. No sólo sus profesores le dijeron que las mujeres no ruedan cine, sino que la echaron de las clases de fotografía. Desde los años ’80 hemos avanzado mucho, pero sigue habiendo problemas. 

Varias operadoras se quejan de discriminación por parte de compañeros de estudios e incluso por parte del profesorado. Este tipo de conductas parecen haberse autorregulado con los años y, en la actualidad, quizá puedan considerarse parcialmente superadas. En las escuelas de cine suele observarse un reparto paritario entre hombres y mujeres. En este curso hay 30 alumnos cursando dirección de fotografía en la Escac, de los cuales 16 son mujeres. En el máster, el número se reduce a 13 mujeres de un total de 43 alumnos . La diferencia, sustancial, parece deberse al origen de los alumnos. Los que se forman en la Escac eligen la especialización en su tercer año, en función de su vocación y talento, lo cual produce cifrar más equitativas. Los que se matriculan en el máster provienen de otros centros nacionales e internacionales.  

“En el primer año de escuela había unas prácticas que hacían los alumnos de dirección y los de fotografía iluminábamos. En mi clase éramos una mayoría de mujeres estudiando foto, ocho mujeres de trece alumnos, algo poco frecuente, era la primera vez que pasaba algo así. A la hora de elegir con quien trabajar, los directores se peleaban por hacerlo con los chicos. Nadie había visto cómo iluminábamos nosotras, pero los preferían a ellos, no les generábamos confianza. Sin tener ningún tipo de referencia se inclinaban directamente por los chicos, algo que no entendimos muy bien pero que solucionamos con nuestro trabajo. Tras el primer choque, demostramos que estábamos tan capacitadas como ellos, y después todo fue muy bien.” (Isabel Ruiz)

“¿Pero cómo vamos a estar nominadas a los Oscars o a los Goya si nuestras pelis no se estrenan en salas comerciales? Raquel Fernández vino a darnos una charla a la escuela cuando estudiábamos y para nosotras fue muy reveladora, era ver por fin una directora de fotografía, un referente mujer. Nos habló de lo difícil que lo tuvo en España, tuvo que irse fuera porque veía que aquí ascender de puesto suponía demasiado tiempo y no tenía claro que le dieran la oportunidad de ser directora de foto.” (Isabel Ruiz)

“A lo mejor, cuando estás creciendo y ves que en esos puestos los que están son los hombres y ves que los que recogen premios son hombres y los que hacen entrevistas son los hombres, a lo mejor lo interiorizas y piensas que quizá no es lo que puedes hacer. Pero conforme empieza a haber más y más mujeres, me parece que esa barrera psicológica se difumina.” (Cristina Trenas)

“En la Escac éramos mitad y mitad y nunca los profesores nos trataron distinto, nadie dijo que nosotras no podríamos hacerlo. En Londres también había mucha paridad.” (Neus Ollé)

“Cuando yo empecé no es que fuera un trato diferente, es que éramos muy pocas. No había. En España creo que éramos seis o siete las mujeres que estábamos en equipos de cámara.” (Eva Díaz)

“Después de Tu nombre envenena mis sueños, entré en la segunda promoción de la ECAM, lo normal era siempre escuchar por parte del profesorado, directores de fotografía, y personal del laboratorio, cómo te animaban a que te cambiaras de profesión, por ejemplo: “con lo bien que estarías en montaje”. Mi primer crédito en una pantalla grande fue Rafael Fernández Núñez, el personal de laboratorio entendió que lo de Raquel debía de ser un error y se tomó la molestia de cambiarme el nombre y me convertí por arte de magia en un Director de Fotografía hombre.

Después de 20 años de profesión, en los que he trabajado en proyectos fantásticos y con algunos equipos muy buenos, y cada vez con más con mujeres, sigo viviendo a menudo el ninguneo de mis propios equipos, eléctricos, personal de cámara y maquinaria e incluso becarios de producción que me cuestionan simplemente por no ser capaces de aceptar una orden, no solo de una jefa de equipo, sino de una mujer.

En una de las últimas películas que he rodado en España como directora de fotografía la desacreditación de mi persona y mi trabajo por parte del equipo de dirección, llego a niveles terroríficos se convirtió en un juego para ellos, poner en conocimiento de todo el que tuviera walkie en set el color de mi ropa interior cada vez que me agachaba y asomaba por fuera de mis pantalones. Y así día tras día por 6 semanas de trabajo.”  (Raquel Fernández)

“No vi diferencia de trato hasta que empecé a estudiar y me encontré con muchos más prejuicios contra las mujeres. Los directores, especialmente, eligen rodar con hombres, incluso si no se atreven a admitir a sí mismos que eligen a hombres a propósito, creo que está incrustado en sus mentes que las mujeres no pueden manejar el peso, el estrés y la parte técnica del trabajo de cámara. Estoy hablando en general, por supuesto que hay directores que confían mucho en las mujeres, que les gusta trabajar con ellas o que, en el mejor de los casos, no les importa lo más mínimo el género.” (Fee Strothmann)

El trabajo

Eva Díaz

Trabajar en el cine es muy diferente a lo que se espera de la mayoría de trabajos. Generalmente, cuando uno consigue un puesto laboral, este viene con una cierta seguridad, vacaciones e ingresos conocidos. El trabajo está claramente regulado y hay un salario mínimo estipulado por ley. Trabajar en la industria del cine rara vez incluye estos beneficios. El trabajo es inestable e impredecible, los horarios inesperados, el salario cambiante, la seguridad es precaria y se suele requerir ser autónomo. Encontrar trabajo pagado, especialmente en los inicios, es una forma de arte en un sector donde predomina el “haz esto gratis que la próxima será pagada” y “esto saldrá en la IMDB”. 

Varias entrevistadas hablan de la existencia de muchos trabajos gratuitos o con ingresos escasos, durante periodos de tiempo largos. Esto podría considerarse un gafe del oficio, de carácter temporal, que se solventa con un mayor grado de experiencia. Sin embargo, parece que las mujeres encuentran mayores dificultades para dar el paso a puestos de mayor responsabilidad y salario.

Para conseguir trabajo, hace falta haber producido trabajo. Dadas las trabas de entrada, este es un verdadero obstáculo. El camino de ascenso gremial, en el que se iba ascendiendo de un puesto a otro en el escalafón del equipo de cámara no parece haber dado los mismos resultados para ellas. La mayoría que tiene acceso a puestos de auxiliares o ayudantes no consigue dar el salto a directora de fotografía. En los casos en que este salto se da, parece realizarse a través de oportunidades creadas por ellas mismas más que por un entorno laboral que favorezca esta movilidad vertical.

Hay casos de directoras de fotografía que empezaron su carrera laboral siéndolo a través generalmente del mundo del cortometraje, de proyectos de bajo presupuesto o de oportunidades dadas por su círculo cercano. 

Sin embargo, incluso cuando consiguen llegar a estos puestos, no garantiza una estabilidad laboral posterior. La mayoría de trabajos a los que acceden son documentales o piezas independientes de bajo presupuesto. Esto implica que sus obras no acceden a las salas y no se conocen, con lo que no vemos su trabajo. Incluso cuando sí realizan trabajos de éxito, no se las ha considerado por igual para trabajos posteriores. Joey Forsyte se encontró con que su nombre, andrógino, le conseguía entrevistas para películas, pero cuando los productores veían que era una mujer, no conseguía ninguna. 

Cuando se consigue un trabajo, no basta con demostrar los conocimientos técnicos y la sensibilidad artística, también se pide una serie de rasgos físicos y de personalidad. Se cuestiona su capacidad física para llevar equipos y su capacidad personal de liderazgo. Ambos suelen ponerse en entredicho, requiriéndose una demostración que generalmente no se pide a los hombres. El valor se les supone. 

“He perdido trabajos por ser mujer. Sin embargo, esto me ha hecho darme cuenta de que no puedo perder mi propósito, la tenacidad y el objetivo de adónde quiero llegar en mi profesión. Siempre que me han cerrado una puerta, se me han abierto dos.” (Celiana Cárdenas)

“Para ser mujer hay que demostrar dos veces más tu potencial. El esfuerzo para obtener un puesto es el 200%. Hay mucha falta de confianza.” (Maura Morales Bergmann)

“Se me dio la posibilidad de empezar como ‘dire’ de foto el año que salí de la escuela. Fernando Méndez-Leite preparaba el documental El productor sobre Elías Querejeta y lo quería rodar con alumnos, a mí me llamó para la dirección de fotografía. El equipo estaba formado por estudiantes pero a nadie le hicieron una prueba más que a mí. De alguna forma, la productora no se fiaba, creo que por ser mujer. Me entrevistaron para ver si estaba preparada pero tenían muchas dudas, Fernando peleó mucho por mí.  Les propuso que me dejaran iluminar algunas entrevistas y si no les convencía, buscaría a otra persona. Me hicieron una prueba de iluminación antes de empezar a rodar, adelantamos un par de entrevistas y se quedaron tranquilos.” (Isabel Ruiz)

Imagen de la directora de fotografía Jendra Jarnagin, realizada por Anneke Schonveld. La idea para crear esta imagen para su tarjeta como DdF le vino en 2010. Buscando ideas, Anneke le preguntaba qué quería comunicar y qué la hacía única. Jendra creyó que ser una mujer operadora era una distinción notable y decidió que, en vez de verlo como un punto débil, iba a presentarlo como una ventaja. Busco crear una imagen de mujer poderosa como la del poster de la Segunda Guerra Mundial “We Can Do It”, que ya recontextualizó el movimiento feminista. En cuanto mencionó esa imagen, decidieron reproducirla vistiendo a la operadora de Rosie the Riveter. Desde entonces, esta imagen se ha popularizado mucho y Arri la publica cada año en el día internacional de la mujer. 

 

“He pasado muchos años haciendo trabajos gratis, hacer un proyecto por si sale otra cosa. Me fue fácil conseguir una película, pero esto no significa que ya está, falta mantenerte económicamente. Ahora ya me puedo relajar, pero ha habido muchos años de combinar mil cositas para poder ir viviendo de esto. Un día, Nina Kellgren me dijo: “Tienes suerte de que tu nombre, fuera de España, no se sabe si es masculino o femenino. Muchos productores se van a ver si trabajo sin pensar si eres hombre o mujer”. (Neus Ollé)

“Creo que socialmente era un trabajo que no se veía para mujeres. Era en cine, donde todo el material pesa y la sociedad no lo veía para nosotras, más que los compañeros, porque las oportunidades siempre me las han dado hombres. Los jefes de equipo que me pasaron a foquista o que me dieron la oportunidad de llevar la cámara siempre han sido hombres. 

Empecé haciendo cosas de eléctrico con Enfoco, que son maravillosos y que nunca me dijeron que no. Ellos mismos me dijeron que fuera para director de fotografía porque tendría menos problemas. En este momento hay cada vez más chicas eléctricos, pero entonces no y los directores de fotografía se quedaban un poco sorprendidos. La pregunta habitual era “¿tú vas a poder con esto?”. Por eso, los mismos compañeros me decían “tú vete para dirección de fotografía y por cámara que vas a conseguir más cosas”. Pero me lo decían de una forma positiva. Por eso lo dejé y por eso continué por la cámara, porque era más fácil llegar. En Estados Unidos hay muchas opciones de ser gaffer y luego director de fotografía, aquí no son tantas. De momento no lo son.” (Eva Díaz)

“Veo ejemplos de personas que han estudiado conmigo, chicos, que no eran ni mejores ni peores, estábamos en el mismo nivel, y que han conseguido llegar más lejos que yo, me parece que sí ha sido por su condición de hombres. Recuerdo un documental en el que al terminar rodaje el productor me dio la enhorabuena por trabajar "mejor que muchos hombres" y me lo dijo como algo positivo, como si estuviera en duda mi capacidad.” (Isabel Ruiz)

“Históricamente es una profesión masculina. Con el tiempo esto ha ido cambiando, pero es una cuestión que creo que está cambiando también respecto a otros trabajos. Ahora mismo hay bastantes, tanto en Estados Unidos como en Francia como en Londres y en España cada vez hay más. Es una cuestión de tiempo. Creo que las escuelas tienen un papel muy importante y si nos fijamos en Escac, en fotografía hay casi un 50% de mujeres a día de hoy.” (Blanca Aysa, Plan B)

“Veía los Emmys del año pasado y me emocioné mucho. Estaban todas estas mujeres que no estaban quejándose porque no les dieran una oportunidad, sino que habían demostrado lo que podían hacer y que lo podían hacer muy bien, con contenidos que han sido aplaudidos por la crítica y que está viendo todo el mundo. Me decía: “Qué suerte estar viviendo este momento”.

Creo que ahora es un momento muy emocionante para ser mujer. Empieza a haber muchos contenidos que giran en torno a las mujeres y, no sólo eso, sino que hay muchas mujeres que piden contar ellas mismas las historias. Es muy emocionante. Ahora, que hay tantos contenidos que no sólo reflejan a mujeres de la pantalla, sino con ellas conduciendo las historias, generaciones futuras, cuando las niñas que están creciendo vean que esto es una posibilidad, ya no va a haber esa barrera de a lo mejor no puedo por ser chica, porque ya hemos visto que se puede. Creo que esto, orgánicamente, va a cambiar.”  (Cristina Trenas)

“Cuando eres mujer, tengo la impresión de que esperan que juegues un rol masculino para ganarte la autoridad, no me siento cómoda ahí, así que he tenido que encontrar mi propio estilo, creo más en el respeto y la confianza.  Hasta ahora las mujeres siempre hemos tenido que hacer más para ganarnos el respeto.  La mujer debe demostrar en todo momento que es capaz de hacerlo, al hombre se le da por supuesta la capacidad y la autoridad. Eso hace que te sientas con la presión de demostrar que lo puedes hacer igual o mejor que un hombre todo el tiempo.” (Vanesa Sola)

“Nunca he sido discriminada en el trabajo, quizá cosas tontas como: “¿Eso no pesa mucho?” Les dejo llevar lo que crean que pesa demasiado para mí, espero a que suden y sufran y luego me lo llevo como si nada.” (Free Strothmann)

“Debo decir que ser mujer no ha afectado mi trabajo. Es cierto, por otra parte, que la gente ve a un hombre como cámara más que a una mujer, aunque creo que estamos en un periodo de cambios. Sin embargo, tengo amigas que no han conseguido trabajos por ser mujeres. También he visto algunas faltas de respecto por parte de hombres hacia mujeres en puestos de responsabilidad. Sé que esto me puede pasar a mí también, pero por ahora mi camino ha sido bueno.” (Ona Isart)

Conciliación

 

Rachel Morrison

Si consiguen sortearse todos los obstáculos y llegar a tener una carrera en dirección de fotografía, para muchas puede surgir el de la vida personal en los años que quizá sean los de mayor éxito profesional. Tener hijos, si se desean, tiene una ventana de oportunidad de una cierta cantidad de años. Hay historias de operadores que se han perdido el nacimiento de sus hijos por estar rodando, que se les vea como héroes comprometidos con su trabajo o no, es opinión personal. Las mujeres, necesariamente, deben estar presentes para dar a luz. Entrevistadas como Isabel Ruiz, recuerdan haber estado rodando hasta los ochos meses. En estos momentos, Rachel Morrison debe haber dado a luz tras terminarin extremis el rodaje de Against All Enemies. Esta última se considera dispuesta a seguir rodando al poco de haber tenido un niño. Otras, como Isabel, toman la decisión personal de separarse un tiempo del audiovisual para criar a sus hijos. En otros casos, como el de Eva Díaz, la ruptura temporal con la profesión se debe a otros motivos personales.